miércoles, 14 de enero de 2015

Todo lo que somos es polvo en el viento

Dónde quedarán aquellos tiempos, en los que llegaba a tu casa, te asomabas a la ventana, y, al ver que era yo, corrías a abrirme, por que tenías ganas de abrazarme. "Te he echado de menos" me decías, no me soltabas, incluso me dejabas sin aire antes de que dijera nada. "Pasa" me decías, mientras ya te dirigías a a tu habitación y yo, claro, hipnotizado por tus interminables piernas, que se movían al son de mis pensamientos, incitandome a seguirte fueras dónde fueras. Ya estabas lista, subíamos al coche, a ese coche que debía saberse al pie de la letra todas y cada una de nuestras historias. Íbamos a alguno de nuestros rincones, que más daba cual fuera, mientras estuviéramos juntos, recuerdo el faro, sentados en la playa, que te quejabas por que te llenabas los pies de algas, y yo sonreía por verte picada... Ahí me contabas, me hablabas y me besabas, me tocabas y me amabas, lo que nunca nadie ha sabido amarme.

Nuestros rincones ahora serán los rincones de otros, que disfrutaran como locos, como hicimos nosotros. Lo único que me queda es pasar por uno de ellos, recordar y sonreír, sonreír por los momentos vividos, por el haber estado contigo, por el que no me hubieras soltado, por el tiempo a tu lado. 

Todo lo que queda de nosotros son unas cuantas fotos, recuerdos que valen oro, besos que ahora pertenecerán a otro.

"Es hora de seguir mi camino", me digo,
                                          
  por que todo lo que somos es polvo en el viento.

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